Gracias a la presión ciudadana parece que el proyecto de Cercanías en Córdoba va avanzando.
Ya se empiezan a hablar de 2 millones de pasajeros y un precio de venta al público del pasaje de 0,72€, lo que actualmente cuesta el trayecto en autobús urbano. Además se está logrando la colaboración de todas las administraciones (ayuntamiento, diputación, gobierno regional y gobierno nacional), lo que en estos días hasta parece extraño (cuando debiera ser lo habitual, que todas las administraciones se coordinaran buscando mejorar la vida a los ciudadanos que los mantenemos con nuestros impuestos).
Una vez se integre este transporte en el consorcio metropolitano de transporte y se creen puntos de transporte intermodal en las estaciones de cercanías seguro que el número de usuarios crece exponencialmente, pues daría múltiples opciones de desplazamientos dentro de la ciudad.
Importante también sería facilitar zonas de estacionamiento tanto de vehículos privados (aparcamientos disuasorios) como puntos de préstamo de bicicletas y aparcamientos de bicicletas, mejorando la movilidad. De esta manera se reducirían la cantidad de vehículos privados que acceden a Córdoba por la N-IV (carretera de Alcolea y acceso desde Las Quemadas, Rabanales y los barrios del Este) así como los que acceden por la A-431 (carretera de Palma del Río y acceso desde la zona comercial e industrial de El Higuerón y barrios del Oeste).
Y esa reducción del número de vehículos en esas dos vías significaría no tener que realizar actuaciones costosas para incrementar el número de carriles que mejorasen la fluidez (lo que a su vez tendría un efecto llamada y provocaría que volviera a quedar saturada unos años después, volviendo a tener la necesidad de ampliar...).
Ni que decir tiene que una rebaja en la cantidad de vehículos privados atascados en los accesos a la ciudad conllevaría múltiples mejoras tanto a nivel de calidad de aire (menos enfermedades pulmonares) como de reducción de las importaciones de petróleo, todo ello repercutible a los castigados bolsillos del ciudadano.
Es por ello que si desde las administraciones públicas se tiene que destinar dinero para hacer más asequible el coste del billete del cercanías, tampoco deberían echarse las manos a la cabeza pues será sacar dinero público destinado a unos asuntos para meterlo en otros que además permiten mejorar la calidad de vida.
Todos conocemos a estas alturas la importancia de apostar por el transporte público y que la ciudad pueda crecer apoyándose en estas infraestructuras de gran impacto social.
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